Por
aquel entonces sus habitantes estaban muy muy tristes. Desde hacía unos años
estaban desapareciendo las ardillas. Y eso era muy muy serio. Porque si por
algo era famoso el jardín era por las ardillas.
Todos
estaban preocupadísimos…… como no hicieran algo ya no iban a venir los niños
después del cole. Ni tampoco sus abuelos vendrían por la mañana a tomar el sol.
Las
ardillas de aquél jardín eran de color marrón brillante y tenían una cola
larga, larga…..como un plumero. Eran juguetonas y divertidas. Saltaban entre
las ramas de los árboles más altos. ¡Era un estupendo espectáculo verlas por
allí!
Juegan
las ardillas a esconderse y a correr por los troncos de los árboles, y se
persiguen y se ríen…..de verdad que yo creo que se ríen…
No
sé qué comen las ardillas…… yo creo que juegan con las bellotas y con las
piñas…. así que se las comerán…..digo yo!....
Pero
el caso es que… cada vez había menos.
Un
día de esos la ardilla Garramón, que era muy muy lista, pensó que algo pasaba y
que tenía que descubrirlo.
Así
que sacudió su estupenda cola larga, marrón y brillante (como la de todas sus
amigas) y se fue hacia el mismísimo centro del jardín. Allí se puso a mover su
cola y a hacer aspavientos con sus manos.
Y
entonces…..ocurrió.
De
pronto salió de entre los árboles un pájaro negro enorme, con un pico…
monumental. ¡UY, daba…..un frio verle!
El
pájaro desplegó sus alas negras negrísimas y fue directamente hacia Garramón,
que se quedó quieta quieta…..Entonces con su tremendo pico agarró a la ardilla
por la cola y ¡se la llevó lejos, lejos!....no que no era muy lejos….Es que con
el susto, Garramón pensó que la llevaba fuera del jardín….pero no, era allí al
lado.
Resulta
que había un árbol enorme que se había quedado hueco por dentro….y allí fue
donde tiró el pájaro negro a la ardilla. Y ¿sabéis lo que pasó? Que Garramón se
encontró con cientos de ardillas que estaban allí….llorando y no sabían qué
hacer.
Entonces
Garramón les dijo que pararan de llorar y que había que trabajar para salir de
allí. Que llorar no arreglaría nada.
Así
que se pusieron a atar sus colas unas con otras y fueron subiendo por dentro
del árbol, mientras Garramón les iba animando: ¡arriba, arriba!, gritaba.
Cuando
ya casi habían llegado a la entrada del agujero del árbol, Garramón trepó sobre
ellas y salió como pudo. Luego fueron haciéndolo las demás….las que salían
tiraban de la siguiente y así todas.
Luego
se escondieron y cuando apareció el pájaro negro se fueron a por él……aunque no
le pillaron porque se puso a volar y ya no hubo manera.
Al
día siguiente salió el sol y los niños y sus abuelos volvieron a sonreír: ¡el
jardín estaba repleto de ardillas!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario