martes, 1 de diciembre de 2015

El tigre que perdió las rayas

Pues sí, esto era un día de diciembre en que en el Zoo nació un tigre chiquitín, o sea que era aún más pequeño que sus hermanos que nacieron al mismo tiempo que él, y claro como era más pequeño pues no le dejaban jugar a las cosas que sus hermanos jugaban, y era porque decían que eran peligrosas, y esto ofendía mucho a Tigretín, que así era como le llamaban, y le hacía llorar.

Un día cuando todos los tigres jugaban por la jaula grandota y los cuidadores ya les habían dado el desayuno, Tigretín se asomó a la jaula que estaba pegadita a la suya y vio a un elefantito que justo acababa de nacer.

Primero se asombró mucho, la verdad, pues le parecía que ese animalito vecino tenía una nariz muy grande y también unas grandes orejotas:

- “¡Alé! ¡qué nariz tienes!”- dijo Tigretín

- “¡Alé y tú qué de rayas tienes! Y ¡qué bigote!!- dijo el elefantito…

Y ambos se partían de risa pues cada uno tenía cosas raras para el otro.

Tigretín se quedó un rato quieto mirándose las rayas que tenía y miraba también al elefantito y… es verdad ¡tenía rayas en su piel! nunca se había parado en ese detalle, y además que el elefantito no tenía rayas, así es que se quedó pensativo:

- “¿Para qué valdrán estas rayas que tengo?” – pensó

Y sucedió que cerca de la palmera de abajo asomó su cabezota la serpiente Tadea, que era malísima por cierto, y que acercándose a Tigretín le dijo:

- “Es verdad ¡qué rayas más feas tienes! Ji ji”- dijo la serpiente Tadea

Tigretín se puso muy triste y casi casi comenzaba a llorar, entonces la serpiente Tadea le dijo torciendo los ojos así para un lado:

- “Si quieres yo te las puedo quitar…, total no te valen para nada…”-

Tigretín se lo pensó un ratito, bueno no mucho tiempo, apenas tres minutos….

- “Vale venga, quítamelas”- dijo Tigretín

Al tiempo que decía esto pensó que debería habérselo dicho antes a mamá y que igual su madre se enfadaba, pero enseguida se le fue de la cabeza tal pensamiento y solo pensaba en lo feas que eran sus rayas:

-“Venga, ya quítamelas anda…”- dijo Tigretín a Tadea

Tadea entonces le pisó una pata fuerte fuerte a Tigretín…. Pobrecito se puso a llorar y llorar… las lágrimas caían por todo su cuerpo y empapaban su preciosa piel rayada, y poco a poco empezaron a borrarse sus rayas y su piel se quedó igual igual que cualquier otro animalito… Tadea se alejó riendo y Tigretín estaba confuso, hecho un lío…

Se fue a su casita y cuando mamá le vio corrió a su encuentro y le abrazó fuerte fuerte mientras le decía:

- “¿Qué te ha pasado?”-

- “Que he perdido mis rayas mami, pensando que eran feas y que no servían para nada…. me oyó Tadea y me las ha quitado haciéndome llorar…. por favor ayúdame…. mírame cada vez me quedan menos rayitas……..”-

Mamá tigre le abrazó fuerte fuerte y le explicó para que servían las rayas a los tigres,

- “Nosotros vivíamos en Asia, y nuestras rayas nos sirven para ocultarnos entre los bambúes y entre todas las plantas que existen por esas tierras, y así nos protegemos de los malos que nos quieran atacar”-

Mientras mamá le abrazaba las rayitas volvieron a salir en toda la piel de Tigretín….

¡Qué guapo estaba otra vez el chiquitín!!

Elefantito asomó la cabezota mientras decía:- “¡siiii qué guapo estás…!”-



 

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