Ernestino
se acurrucaba en su cama, tan calentito, mientras escuchaba esos cuentos
preciosos de duendes y magos. ¡Era un niño feliz!
Pero
Ernestino crecía y crecía. ¡Bueno, como todos los niños!.
Y
su mamá le decía: “¡Ernestino que ya eres muy mayor….que tienes que leer tú los
cuentos!”.
Ernestino
empezó a ir al Colegio. Y su mamá y su papá pensaron que allí le enseñarían a
leer.
Así
que, cuando volvía del cole, le decía su mamá: “Ernestino, Ernestino ¿has leído
hoy? Mira hijo que si no lo haces te volverás burrito”…y así todos los días.
Un
día Ernestino, que ya estaba cansado de que le hicieran la misma pregunta, le
contestó a su mamá que sí, que había leído……pero no era verdad.
Al
día siguiente, al volver del cole, su mamá le volvió a preguntar: “Ernestino,
Ernestino ¿has leído hoy?” y Ernestino igual…… “que sí mamá, que he leído
hoy”…pero no era verdad.
Y
¡claro!....todo el mundo sabe que cuando no se dice la verdad…o sea que se
miente, pues no está bien….y luego ¡siempre pasa algo!.
Y
así paso con Ernestino.
Cuando
al volver del cole su mamá le preguntó que si había leído Ernestino dijo que
sí…..pero era mentira.
Ernestino
se fue a su habitación y cuando se quitó los guantes y la chaqueta….. ¿sabéis
lo que vio?....¡pues sus manos ya no tenían dedos….sus manos eran dos pezuñas
de burrito!...
Ernestino,
para que no se enterara nadie, se puso los guantes otra vez. Y así, al día
siguiente, se fue al cole.
Al
volver a casa, como cada día, su mamá le preguntó: “Ernestino, Ernestino ¿has leído
hoy?” y Ernestino igual…… “que sí mamá, que he leído hoy”…pero no era verdad.
Ernestino
se fue a su habitación y cuando se quitó los guantes y el gorro….¿sabéis lo que
vio?...¡pues sus orejas habían crecido tanto, tanto….como las de un
burrito!..Uff, que susto se llevó….pero…para que nadie lo viera se volvió a
poner el gorro…y se las tapó. Y así….al día siguiente se fue al cole.
Al
volver a casa…..su mamá le preguntó: “Ernestino, Ernestino ¿has leído hoy?” y
Ernestino igual…… “que sí mamá, que he leído hoy”…pero no era verdad.
Ernestino
se fue a su habitación y cuando se quitó los guantes, el gorro y la bufanda….¿sabéis
lo que vio?...¡pues que su boca no era su boca: ¡era un hocico de
burrito!....Uff, otro susto que se llevó….pero…para que nadie lo viera se puso
los guantes, el gorro…y la bufanda. Y así….al día siguiente se fue al cole.
Al
volver a casa…..su mamá le preguntó: “Ernestino, Ernestino ¿has leído hoy?” y
Ernestino igual…… “que sí mamá, que he leído hoy”…pero no era verdad.
Y
cuando Ernestino se fue a su habitación y empezó a quitarse los guantes, el gorro
y la bufanda….y se fue a quitar los zapatos…….¿sabéis lo que vio? ¡sus pies
eran las patas de un burrito!.....Ya no podría hacer nada….y empezó a llorar.
Su
mamá le oyó y fue a consolarle…..y entonces vio horrorizada que su hijo era un
¡burrito!.
“¡Pero
Ernestino…..¿qué ha pasado?”!
Pero
Ernestino ya no podía hablar……sólo rebuznar. Entonces su mamá le consoló y le
dijo: “Mira Ernestino si de verdad estás arrepentido, empieza hoy mismo a leer
ya verás como así volverás a ser un niño”
Y
así fue. Cada día al volver del cole su mamá le preguntaba: “Ernestino,
Ernestino ¿has leído hoy?” y Ernestino le contestaba “sí mamá, he leído hoy” y,
como era verdad, sus orejas, sus manos, su boca y sus patas volvieron a ser las
de un niño.
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