Autora:
Paloma 11 años
En
el cole de Ana casi todos los niños estrenaban mochila cuando empezaba el
curso.
Aquel
año Ana quería comprar una mochila enorme. Así que fue con su madre a una
tienda y empezó a remover y remover en busca de la mochila más grande.
De
pronto encontró una que le llamó mucho la atención. Era enorme en forma de casa
y con ruedas. Enseguida la cogió y se dijo “¡que más se puede pedir!”. Así que
la compraron y se la llevó.
Ya
en casa la colocó delante de la cama y, con ansias y nervios, anduvo pensando y
decidiendo si la abría o esperaba a que empezara el cole.
Finalmente
se decidió por abrirla… y al hacerlo, de pronto, apareció dentro de una casa.
La casa era igual que el dibujo de su mochila, así que decidió entrar en todas
las habitaciones… bueno, en todas no, una de las puertas estaba cerrada y no
conseguía abrirla. Aun así no parecía que hubiera nadie.
Pasó
un rato y, como Ana estaba cansada, se quedó dormida. Al despertar, frente a
ella vio a un niño y una niña que parecían asustados. Ana les explicó como
había entrado en su casa y los niños (que dijeron que se llamaban Pila y Polo)
le indicaron cual era la salida.
Pero
Ana ya no quería irse… se lo había pasado tan bien, tan bien, que quería que
los tres fueran amigos. Y así fue. Se hicieron tan amigos que todos los días
entraba en la mochila-casa y pasaba la tarde con ellos.
Ana
fue creciendo pero Pila y Polo no. Por eso, poco a poco, Ana fue olvidándose de
ellos.
Pasaron
treinta años. Ana tenía dos hijas. Tuvo un sueño y en él recordó la historia de
Pila y Polo. Entonces, cuando despertó, fue al trastero de su casa y buscó
aquella mochila. Luego se la regaló a sus hijas… y ellas harían lo mismo con
sus hijos….
Pila
y Polo conocieron a muchísimas personas. Hasta que hoy en día la mochila me
pertenece a mí.
FIN
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