viernes, 9 de septiembre de 2016

De hadas a brujas


Autora: Paloma 11 años

Pues señor esto era una vez seis hadas que siempre estaban juntas. Vivían en ese lugar que pertenece al mundo de la ilusión y la fantasía.

Como todas las hadas, ellas eran buenísimas, querían mucho a los niños y les ayudaban a ser felices.

Pero un día una de ellas empezó a decir que se aburría de ser buena. Las demás la miraron desconcertadas.

“¿Eso qué quiere decir, que vas a ser mala?”, dijo el hada de la alegría. “¡OH no!” dijeron todas, “¡eso es imposible, dejarías de ser hada!”.

“Uy, uy, uy…” decían todas, yendo de un lado para otro y chocándose del lío que tenían…

“Bueno… -dijo el hada de los sueños que era la que había dicho que se aburría- ¿qué os parece si probamos? ¡lo mismo es divertido ser malas!”

“Vale -dijo el hada de la generosidad- pero sólo un ratito ¿eh?”

Y entonces sucedió que el hada de los sueños se convirtió en la bruja de las pesadillas, la de la alegría en la de la tristeza, la de la generosidad en la de la avaricia, la de la diligencia en la de la pereza, la del estudio en la de la vagancia, y la de la verdad en la de las mentiras.

Pero ahí no terminaba todo… es que los niños empezaron a llorar por las noches porque sus sueños eran feos y oscuros; y pasó que todos estaban tristes y discutían entre sí… y ya no se ayudaban ni se mostraban amables unos con otros… y eran unos niños vagos… ¡los últimos de la clase!. Y lo peor: ¡empezaron a ser mentirosos!.

Así que todos aquellos niños divertidos, simpáticos, colaboradores, estudiosos, que nunca mentían y que compartían sus cosas con los demás, se volvieron niños insoportables de los que todo el resto de la clase intentaba apartarse y no jugar nunca, nunca con ellos.

Entonces las hadas se miraron y comprobaron que se habían vuelto brujas. Sus caras estaban llenas de verrugas y sus ropas eran negras y sucias… sus manos tenían unas uñas largas, largas… ¡que daban un asco….!.

El hada de la alegría, que antes tenía una ropa llena de colores, se dio cuenta de que aquello no estaba siendo nada divertido. Pegó un grito, llamó al resto y les gritó: “¿No os dais cuenta de lo feas y oscuras que nos hemos vuelto?... y los niños ¿no veis que ahora son tristes, mentirosos y maleducados?. Vamos, volvamos a ser hadas, volvamos a donde nunca debimos salir……”

Y todas se miraron y… dando un enorme salto lograron regresar al mundo de la fantasía y la ilusión.

Y los niños volvieron otra vez a soñar cosas bonitas por la noche, a jugar con sus amigos, a ser simpáticos y trabajadores y, sobre todo, a no decir mentiras nunca, nunca.

Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.

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