martes, 15 de diciembre de 2020

La estrella de dos puntas: cuento de Navidad

Aquella noche hacía mucho frío, tanto que hasta las estrellas encogían sus puntas, así como para dentro y parecían bolas más que estrellas…. y además que se escondían entre las nubes como queriendo que les abrigaran, no sé cómo ni con qué la verdad, pero el caso es que se acercaban mucho mucho, y es que hacía tanto frío…… tanto que aquella estrella pequeñita solo tenía ya dos puntas y se sentía un poco mal, y además que se estaban riendo de ella, yo creo que estaba muy triste…..

Entonces fue cuando la Estrella más respetada y la que más brilla y que además era la que llevó a los tres Reyes Magos hasta el pesebre donde el niño Jesús estaba cuando nació, acercándose despacito le dijo a la estrella congelada:

-“No te preocupes saca las puntas que yo te calentaré con mi luz”-

-“Gracias"- contestó la estrella congelada, y así fue como le fueron saliendo las siete puntas de nuevo y pudo ayudar y orientar a los pastores hasta el Portal de Belén.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Baja que te quemas

Había una vez allá en la tierra verde tres hermanos que sabían volar, pero no se lo decían a nadie.

Y ¿cómo volaban? Te preguntarás, pues muy fácil como tenían unas orejas, así como muy grandotas y medio aplanadas, pues las movían deprisa, deprisa, y conseguían elevarse del suelo y llegar lejos muy lejos…. Mamá les dijo que tuvieran cuidado no fuera que llegaran al sol y se quemaran…

Un día el menor de ellos se despistó y subió demasiado. Tanto subió que llegó muy cerca del sol y casi casi se quema!!!!

Al bajar muy asustado y con mucho calor, sus hermanos comenzaron a echarle agua con una regadera, hasta que consiguieron enfriarle…. y le dijeron que no se debe desobedecer más que nada por las consecuencias…

“¿Qué son consecuencias?” preguntó el pequeño

“Pues es lo que le pasa a alguien por hacer algo que no debe” “Ah, vale” contestó el pequeño muy agradecido a sus hermanos, la verdad, por la ayuda recibida.

Dibujo de Olaya Bao



viernes, 16 de octubre de 2020

El niño que tenía cara de pollo

Esto de los “motes” a veces no tiene mucha gracia, la verdad… y eso es lo que le pasaba a Felipe.

Sus hermanos, tenía tres, todos mayores que él, comenzaron a llamarle pollo por lo rubio que era, que tenía el pelo amarillo, pero amarillo amarillo…. Al principio a Felipe le daba igual pero cuando llegó al colegio y empezaron a llamarle “cara pollo” la cosa empezó a molestarle y a veces hasta lloraba el pobre….

Pero un día cara pollo, tras hablar consigo mismo, decidió que estaba harto y que debía acabar con eso (eso era que le llamaran cara pollo).

Y así fue: lo primero en casa habló con sus hermanos y les explicó que ya estaba bien y que era mayor (tenía ya 7 años) para que siguieran llamándole así, los hermanos estuvieron de acuerdo y hasta le pidieron disculpas.

Después ya en el colegio pidió a todo niño que se encontraba que dejaran de llamarle pollo, que su nombre era Felipe y les contó la vida de San Felipe Neri y que este santo estaba muy triste por el desprecio que suponía no nombrarle……………….

Todos estuvieron de acuerdo y hasta le pidieron disculpas.



lunes, 6 de julio de 2020

El libro que se enfadó

Pues señor esto era una vez un niño que se llamaba Pedro y que el día de su cumpleaños le regalaron un libro lleno de dibujos y de historias, todas superdivertidas.

El caso es que Pedro se puso muy contento porque a él (decía) le gustaban mucho los libros y este, además, tenía muchísimos dibujos.

Pero… sucedió que Pedro dejó en la mesa su libro nuevo, un día y otro…. y ¡claro! ya supondréis lo que pasó, pues eso, que el libro se enfadó…. se enfadó tanto que cada día que Pedro no le abría se volaba una letra, un día y otro y así hasta ¡veinte días completos!......

Cuando por fin Pedro decidió abrir el libro y leerlo… faltaban tantas letras que era imposible hacerlo!!!.

Pedro se puso a lloriquear y a decir que “alguien” le había robado las letras de su libro…..

Papá le dijo que lo que había pasado es que a los libros no les gusta que los dejes por ahí, tirados, sin hacerles caso, ¡qué hay que leerlos!. Y, si no lo haces, pues se van poquito a poco, letra a letra…..

Así que, al día siguiente, Pedro recogió su libro y, muy triste, fue reuniendo las letras que le quedaban e imaginando las palabras que deberían aparecer……

Al cabo de los días Pedro “terminó” su libro… y ¡era tan bonito y le divirtió tanto! que, a partir de entonces, cada vez que le regalaban uno nuevo lo leía y no lo abandonaba. Y, sobre todo, se dio cuenta de la cantidad de cosas que aprendía con ellos.

Texto y dibujos de Pedro y Rocío Velasco Solís


viernes, 12 de junio de 2020

El arco iris de Sofía

Pues señor esto que te voy a contar, sucedió en los días esos del coronavirus, que era un bicho pequeñito que te podía hacer mucho, pero mucho daño. Por eso, todo el mundo tenía que estar metidito en su casa y con la puerta bien cerrada, no fuera a ser que ese bicho malo se metiera por dentro de tu cuerpo. A ese tiempo de no salir lo llamaban “cuarentena”.

Los amigos de Sofía, para entretenerse, habían hecho unos dibujos con el arco iris y muchos muñequitos colgando. Y luego se lo enseñaban unos a otros con las tabletas o los móviles, o de balcón a balcón si era pintado sobre papel y, claro, según donde estuviera cada uno.

Pero aquel día llovió, llovió tanto que apareció el arco iris ¡el de verdad! en el cielo. Era tan grande que Sofía pensó ¡vaya buen columpio que podría ser!. Y ni corta ni perezosa se puso a llamar, a voz en grito, desde el balcón a Manuel, Rocío, Camino, Pedro, Gonzalo, Olaya, Bruno, Almudena, Daniel, Regina, Paloma, Blanca, Pastora, Ángel, César, Coro, Asís, Bosco, Samuel, Eduardo, Benjamín…… a todos!.

“Pero ¿qué haces?” dijo mamá, “pues que necesito que vengan que se me ha ocurrido algo muy divertido…” dijo Sofía.

Como te podrás imaginar mamá le explicó a Sofía que eso era imposible, que estaba prohibidísimo salir a la calle. “Ya lo sé mamá, se trata de que todos hagamos un mismo dibujo y luego los coloquemos como si fuera un columpio y nos colgamos de ellos….”

“Anda, anda” dijo mamá “no digas bobadas”. “Bueno, ¿pero lo puedo hacer?” preguntó Sofía…. Mamá contestó a Sofía con un “sí”, así como a regañadientes….

A todo esto, ya estaban asomados a sus balcones todos los niños…. Que estaban, por cierto, superaburridos. Y se pusieron a cantar eso de “resistiré”, que es una canción de un grupo que se llama “Dúo Dinámico” y que le había dado a todo el mundo por cantar en aquellos días.

Sofía les dijo “¡hola, qué tal estáis?!” y todos contestaban también gritando “¡Biennnn!” (esto como lo de los famosos payasos de la tele), al tiempo que tocaban unos la trompeta y otros la pandereta, que era lo que tenían de cuando cantaron villancicos en Navidad…

Y, de repente, una especie de angelito pasó por allí y tocó la trompeta y le guiñó un ojo a Sofía. Y un montón de angelitos se pusieron a tocar sus trompetas y todos los niños salieron a los balcones y saltaron a los arcos iris que había…. que eran muchísimos y los angelitos lo sujetaban fuerte fuerte, no fuera a ser que los niños se hicieran daño.

…Bueno, esto es lo que les hubiera gustado, pero lo que en realidad pasó es que todos los niños sacaron sus grandes dibujos de arcos iris y colocaron encima a sus dibujos…. ¡de ellos mismos!, y así parecía que se estaban columpiando. ¡Fue genial!

Manuel sacó su trompeta y se puso a soplar y entonces todos los niños soltaron los dibujos y fue como si todos estuvieran, de verdad, columpiándose en el arco iris.

Uff, menos mal que había dejado de llover.

Dibujo de Sofía



miércoles, 10 de junio de 2020

El caimán que quería ir al espacio con los astronautas


Pues queridos niños, este es un relato que sucedió de verdad. Era en los tiempos de la pandemia esa del coronavirus, en la que ninguno de vosotros fue al cole. Bueno no fuisteis al cole pero no dejasteis de estudiar y trabajar… ya lo sé.
Pues el caso es que un niño que se llamaba Peter (Pedro en español) tenía un globo muy grande con pinta de caimán… sí ese bicho que parece un cocodrilo pero como más delgadito…
En los ratos de recreo, Peter sacaba su globo a pasear a lo largo de la terraza de su casa que era muy, pero que muy larga... Debajo de su casa estaba el río. Un río con pececitos y patos.
Aquel día, con su globo sujeto con una cuerda larga, larga, Peter corría cada vez más deprisa y el caimán parecía que se reía. Debía ser el viento, pero el globo gritaba “UHHH UHHH…” y luego…. “Suéltame, suéltame”.
“Pero luego vuelves…. ¿vale?” le dijo Peter. “Vale, vale…” parecía que decía el caimán. Total, que Peter soltó al caimán ese y ¡claro! salió volando, volando, siguiendo el curso del río.
Peter se puso a gritar: “¡caimán vuelve, caimán vuelve!”, pero el globo-caimán ¡que si quieres!, que no volvía.
Un poco triste, Peter se metió en su casa a seguir haciendo los deberes de mates, que era lo que le tocaba ese día.
A la hora de comer, su mamá puso la tele y dijo “¡mira Peter, un caimán como tu globo se ha cruzado por la base de lanzamiento de la NASA y el viaje que iban a hacer dos astronautas han tenido que posponerlo! ¿no te parece gracioso?”.
Peter se quedó “patidifuso”, ¡era su globo, su caimán y estaba buscándolo un cazador de caimanes, encargado por la NASA! se habían creído que era de verdad….
Así era, ahí en la tele todos pudieron ver a “su globo” paseando por la pista de lanzamiento. “¡Mamá!, dijo Peter, que es mi globo. A ver si lo van a romper”.
A mamá le dio la risa. Así que Peter, pensó, estaba convencido que el globo había llegado hasta allí. Pero claro no se rio, para que no se pusiera triste y le dijo que no se preocupara que, igual que había llegado hasta allí, volvería a casa…
En la tele no hacían más que hablar del suceso y de que el cazador de caimanes no conseguía encontrarle…. Peter entraba y salía de la terraza convencido de que su globo volvería….
Y ¿sabes qué pasó? Que el globo volvió. Que sí que volvió y, además, en la tele dijeron que no habían podido encontrar al caimán. ¡Claro cómo iban a encontrarle si estaba en casa otra vez! Y ahí lo tiene Peter atado a la barandilla de la terraza.


domingo, 31 de mayo de 2020

Filo, el gusano con cuerpo de escalera


Lo cierto es que el nombre se lo puse yo… claro es que él, el gusano, no habla o mejor no se le oye pues intenta decir todo lo que se le ocurre…
El caso es que Filo tiene un cuerpo que a él le parece feísimo, así como si fuera una escalera y es que como es tan largo pues necesita tener algún sistema para que sus amigos se acerquen a su cabeza, que es por donde oye, y poder hablar o al menos mirarse….
Pues como digo el caso es que aquél día Filo se estaba acercando al manzano pequeño ese qué está en el jardín y que ahora tiene ya más de cinco manzanas amarillas, y se movía así, como te diría: moviéndose a un lado y otro que parecía que estaba barriendo el suelo, hasta que llegó a la manzana y se metió dentro de ella…… y entonces allí dentro de la manzana se encontró con otro gusano que era su amigo.
El gusano amigo resulta que era mucho más corto que él y que casi no podía ni moverse y por eso Filo le dijo: “anda súbete a mi cuerpo-escalera que te llevaré e iremos juntos” Y Filo se sintió feliz por tener ese cuerpo como de escalera pues así pudo ayudar a su amigo.

Dibujo de Gonzalo

viernes, 22 de mayo de 2020

El niño que solo tenía tres pelos


Cisco nació un día cuando ya nadie le esperaba, o sea que no habían preparado nada para cuando nació, ni su padre ni su madre…. y tuvieron que ir corriendo a la tienda de la esquina, ya sabéis que en casi todas las esquinas hay una tienda o eso dicen……
Bueno el caso es que apareció Cisco y la verdad es que todos se pusieron muy contentos. Le pusieron de nombre Francisco pero sus hermanos y primos por aquello de abreviar le empezaron a llamar Cisco y con Cisco se quedó.
La verdad es que a Cisco le daba igual y no le resultaba mal que así le llamaran, lo que no le gustaba nada pero nada de nada era que en la cabeza solo le salieron tres pelos, que además eran largos y como de punta… y además que si se los cortaba salían rápidamente sin poder evitarlo…
Un día Cisco se miró al espejo y pensó que los tres pelos le quedaban fatal, pero bueno lo que hizo fue aplastarlos bien hacia un lado y se fue a pasear, fue entonces cuando conoció a Pepe.
Pepe es un niño que vive en el portal ese que hay justo al lado de la casa de Cisco, y vio que ese niño solo tenía un pelo en su cabeza pero a diferencia de Cisco parecía no importarle nada, por esa razón Cisco le preguntó:
- “Pepe no te importa tener solo un pelo en tu cabeza?”
- “No Cisco no me importa mira como me lo coloco de lado a lado de mi orejas, que suerte tú con tres pelos es más fácil peinarte!!”
-“Andá! pues es verdad! Qué buena idea”
Y los dos amigos se fueron a pasear tan contentos!!!!!
Y fue entonces cuando Cisco se dio cuenta de que hay cosas que no son tan importantes!!!!!

Dibujos de Gonzalo


miércoles, 20 de mayo de 2020

Petro: el pichón que nació...


Lo cierto es que saber, saber pues no sé cómo se llama……… yo le llamo así porque parecía una piedra más de la jardinera………..… pero resultó que esa piedra se abrió y de ella salió eso: un pichón……………. por si no lo sabes los hijos de las palomas se llaman pichones, y son muy difíciles de criar si no lo hace su madre, que con su pico les da un líquido blanco que se llama “leche de paloma” …………..
Pues el caso es que el tal Petro estaba en una esquinita de la jardinera, hecho una bola de plumitas pequeñas y así como de color negro y marrón, y tenía un pico largo largo…….… pobre! La verdad es que muy bonito no era…………
Y cada vez que su madre volvía a verlo Petro intentaba estirarse mucho mucho y movía sus alas, yo creo que intentaba volar pero nada, era imposible………………. 
Su madre lo miraba, así como por encima del hombro y como regañándole por no volar pero ¿qué iba a hacer si no podía? Y mira que lo intentaba una y otra vez….
A mí me dio mucha pena, así es que abrí la ventana y comencé a lanzarlo de lado a lado de la jardinera, para que hiciera gimnasia y se pusiera fuerte, así estuvimos cuatro días y sí… voló!!!!!




sábado, 11 de abril de 2020

Memorias de una pera


I
El otro día, en la frutería,
espera que te espera vi una pera
Pena me dio y comprarla decidí yo.
Jugando y jugando la pera cayó
rueda que rueda por fin paró,
¡Otra, otra! ¡Otra vuelta más! Gritó.
Esta pera….. ¡es la pera!, pensé yo.
Después de cenar me volvió a pedir jugar,
Mañana, mañana, le dije yo.
II
En una frutería, una pera se perdió
Debajo de una cesta la encontré yo…
¿Alguien perdió esta pera?
Pregunté con ilusión… ilusión que nadie dijera: ¡YO!
Nadie lo dijo….. así que ¡me la comí yo! (¡qué rica!)

Autora cuento y dibujo: Blanca





La Pera limonera, la prima de Peque Pera


Pues señor esto es, que lo era, un niño que comía muy poquito, tan poquito tan poquito que su mamá y papá estaban muy tristes pues Manolito, que así se llamaba el niño, no crecía nada, pero nada de nada, o sea que se estaba quedando chiquitín, tanto que casi cabía en la mochila que llevaba al cole, mochila que como tenía ruedas, Manolito aprovechaba y se metía dentro y así llegaba al cole tan contento (tan contento él claro no al que le tocaba llevarlo….)
Pues resulta que aquél día mamá había comprado la comida de la semana, o sea que había ido a la compra, y trajo una fruta genial metidita en una caja que parecía un nido o una jaula, no sé algo raro que Manolito nunca había visto antes….
Así es que Manolito se acercó a la caja-jaula-nido o lo que fuera, y abrió la portezuela y vio que dentro había cuatro peras limoneras… bueno cuatro peras y otra pera distinta, sí era distinta en serio, pues tenía ojos y orejas y boca y yo creo que hasta nariz y todo, bueno no, nariz no tenía….
Y ¿qué pasó? Pues pasó que la pera de los ojitos y la boca comenzó a hablar a Manolito y le decía que si quería ser alto y guapo y hasta bueno debería obedecer a mamá y papá y comer lo que le dicen. Esto decía la pera:
Manolito estás muy delgado y pequeñajo y así no vas a poder jugar al baloncesto
Y Manolito contestó, un poco asustado la verdad: “Pero si yo no quiero jugar a eso
Y la pera: “Bueno o jugar a lo que sea, que dentro de poco todos tus amigos jugarán a algo divertido y a ti es que ni te verán de pequeño que eres
Manolito entonces se puso triste pues se dio cuenta de que la pera limonera (mamá lo había dicho que así se llamaba esta pera) tenía toda la razón, casi ya nadie jugaba con él, a veces hasta se tropezaban con él y ni se daban cuenta……
La pera decidió ayudarle y el niño comenzó a comer de todo lo que mamá y papá le decían, y comía peras ricas ricas y más cosas y ¿Sabéis que pasó? Que cada vez estaba más contento y más alto y ya no se metía en la mochila de ruedas si no que llevaba él mismo su mochila tan contento!!!!
Y además que la pera limonera siempre fue su amiga!!!!
Autor cuento y dibujo: Gonzalo




Los hermanos Pera se van de marcha


Pues señor esto era un día que amaneció lleno de sol. Era un día brillante y con tanta luz que los hermanos Pera (Peque y Peca) pensaron que era el momento ideal para ir a pasear al campo.
Peque estiró la cabeza y gritó: ¡peras, peritas, salgamos fuera que hace un día estupendo! ¡nos vemos donde siempre!
Así que se fueron escurriendo por la repisa de la cocina donde Adelita, la niña de la casa, colocaba sus frutas para llevarlas al cole, y ¡zas! se metieron dentro de la cesta.
Ya dentro de la cesta se encontraron con un bocata de jamón que tenía una pinta estupenda, la verdad, aunque los hermanos Pera le miraron así como con desprecio… “¡vaya, dijo el bocata, ya vienen estos a molestar!”. “¡Perdona bocata, dijo Peque, no era nuestra intención, sólo queremos salir a pasear!”.
Así que Peque y Peca se colocaron en un rinconcito sin hacer ruido no fuera a ser que el bocata les empujara fuera de la cesta.
Cuando Adelita llegó al sitio donde había quedado con sus amiguitos, puso el cesto con la merienda en la mesa de madera.
Después sacó un mantelito de cuadros blancos y rojos, lo extendió sobre la mesa y colocó allí el bocadillo y ¡oh que alegría le dio al ver que también había dos peras, con lo que a ella le gustaban! “Debe haber sido mamá (pensó Adelita) que siempre está pendiente de que comamos fruta”.
Más tarde llegaron más niños del cole con los que habían quedado.
Jugaron a la pelota, a la comba, al pilla pilla….a ¡todo! Y, cuando ya estaban cansadísimos, cansadísimos, al grito de Adelita de: “¡vamos a comer algo, que estamos hambrientos!”, se abalanzaron sobre la mesa del mantelito de cuadros blancos y rojos.
Y, bueno, ocurrió que, mientras Arturito, Vicentito, María y Alejandra, miraban desconsolados sus cestas… sin peras…. Adelita abría la suya y sacaba dos preciosas, preciosas…. tan bonitas eran que ¡le dio pena comérselas! Y decidió esconderlas debajo del bocata de jamón…….
Cuando los niños llegaron a sus casas, todos corrieron a la cocina y al grito de ¡mamá quiero una pera! Se comieron cada uno por lo menos dos……
Bueno, de Adelita no sé nada, no sé si, finalmente, se comería a Peque y Peca….. bueno yo creo que sí, porque para eso son las peras….¿no?
Autora cuento y dibujo: Blanca



viernes, 3 de abril de 2020

Lucas no se llama Lucas, pero él no lo sabe


Mis amigos dicen que qué suerte tengo, que como tengo perro pues puedo salir todos los días de casa……. Ya……
Resulta que mi perro se llama, o mejor dicho se llamaba, voy; si, así sin más: voy de voy a esto, voy a lo otro……
Pero entonces ocurrió esto del virus malo que nos acecha en cualquier esquina y en casa me dijeron que solo se podía salir a comprar comida, a la farmacia y a pasear al perro…… A mí me gusta pasear con mi hermano, mis amigos o con mis primos pero eso no se puede, que tengo que sacar al perro yo solo….. y entonces fue cuando se me ocurrió cambiarle el nombre por Lucas que así parece que voy con un amigo y me siento menos solo….
Y además que voy diciendo “Lucas voy!” y él se cree que le llamo por su nombre……… pero no se lo digas…….
Dibujo de Gonzalo 

viernes, 20 de marzo de 2020

El murciélago Fidel


Aquella mañana me levanté ya directamente triste, bueno y muy aburrido…….
La razón es que no se puede salir de casa y no se puede ir al colegio, ni a ver a los abuelos ni nada de nada……. Ufff solo se puede hacer deberes y ver al profe por la pantalla del ordenador y todo esto desde hace como diez días.
Pues resulta que estaba asomado a la ventana cuando pude ver en el alfeizar una especie de pájaro, a ver era un murciélago que me lo dijo mami, digo que el pájaro ese era muy pero muy negro y estaba aún más triste que yo.
Abrí la ventana y comencé a hablar con el murciélago, y fue cuando me contó que ellos los murciélagos eran los culpables de lo que pasaba, que habían pasado un virus a los pangolinos (un animal muy rarito la verdad) y estos a los humanos, y qué eso fue en China primero y luego en todo el mundo…. Y mientras lloraba y lloraba….
Yo le dije que se calmara y él me dijo que se llamaba Fidel y que tenía que lavarme las manos mucho mucho y que no estuviera triste que esto se iba a pasar muy pronto
- ¿Cuánto tiempo o cuantos días?- le pregunté
- No sé, pero poco ya verás, y gracias por no enfadarte conmigo-
Y se fue.
Autor cuento y dibujo: Gonzalo




jueves, 12 de marzo de 2020

El buen Hamster


Había una vez una serpiente que vivía cerca de una casita.
En esa casita entraban muchos niños que iban a ver a los hámster que había dentro, y a veces hasta se compraban un hámster y salían muy contentos.
Ocurrió que un día un niño se llevó un hámster así como de color marrón, entonces la serpiente se fue detrás del niño…. pero cuando el niño vio a la serpiente entrar en su casa la echó fuera y sucedió que el hámster se rio de la serpiente y le hizo burla brrrrrr…..
La serpiente se puso a llorar y llorar y es que estaba triste y además llena de barro, pues es que había llovido…… fue entonces cuando el hámster se dio cuenta de la pena que tenía la serpiente y lo solita que estaba y abriendo la puerta la dejó entrar y así fue como fueron amigos y compartieron la comida y todo.
Autor cuento y dibujo: Gonzalo