Allá
a lo lejos, pero muy lejos, y si el día era claro y una vez que saliera el sol,
podía divisarse la tenebrosa imagen de dos árboles extraños, altos y con muchas
ramas totalmente desnudas: sin una sola hoja en ellas. Daba igual que fuera
invierno o verano nunca había hojas.
El
color de sus ramas y de sus troncos era casi casi negro, de tal forma que todo
el conjunto adquiría un aspecto francamente fantasmal.
Solo
al acercarte esta impresión se desvanecía pues entre ambos arboles era posible
distinguir una pequeña parcela que no tendría más de diez metros cuadrados.
Allí, entre la tierra, brillaban con múltiples colores algunos objetos que no
se sabía que eran, hasta que no te acercabas lo suficiente.
Esa
fue la razón que movió a Bruno aquella noche, a subir la pequeña colina hasta
los árboles desnudos. Lentamente se acercó dando un rodeo no sea que le viera
alguien, aunque a nadie se veía.
Cuando
llegó sintió frio, básicamente un frio intenso, mientras de la tierra lo que
parecía salir eran luces de colores.
Le
dieron ganas de salir corriendo, pero ya que estaba allí se acercó aún más. Fue
entonces cuando vio que las luces tenían forma de estrella y que, de vez en
cuando, salían de la tierra y volaban hasta el cielo que se llenaba por un
instante de colores rosas, verdes, azules y hasta amarillos…….. y fue entonces
cuando vio a un pequeño personaje vestido con un mono entre verde y azul y unas
zapatillas negras.
El
personajillo se acercó tímidamente a Bruno quien le saludó confiado:
“¿Qué
tal estás?” dijo Bruno y continuó, dado que el personaje no contestaba, “Esto
es muy bonito ¿lo plantas tú?”
Y
contestó al fin el personaje: “Sí, es que un día me di cuenta que se estaban
acabando las estrellas y algo tenía que hacer”
“Pues
lo has hecho muy bien, dijo Bruno, y te doy las gracias pues yo antes de dormir
siempre miro a las estrellas, mientras rezo mis oraciones de dormir.
“¡Pues
me alegro!”, dijo el personaje, “¿quieres una estrella para ti solo?. Toma esta
de color verde será la tuya, cuando la veas en el cielo acuérdate de mí” y de
pronto desapareció……
Bruno
se fue a casa un poco triste pero fue entonces cuando comprendió que la ilusión
es así... Y dio las gracias antes de dormir…
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