lunes, 18 de enero de 2016

El sembrador de estrellas


Allá a lo lejos, pero muy lejos, y si el día era claro y una vez que saliera el sol, podía divisarse la tenebrosa imagen de dos árboles extraños, altos y con muchas ramas totalmente desnudas: sin una sola hoja en ellas. Daba igual que fuera invierno o verano nunca había hojas.

El color de sus ramas y de sus troncos era casi casi negro, de tal forma que todo el conjunto adquiría un aspecto francamente fantasmal.

Solo al acercarte esta impresión se desvanecía pues entre ambos arboles era posible distinguir una pequeña parcela que no tendría más de diez metros cuadrados. Allí, entre la tierra, brillaban con múltiples colores algunos objetos que no se sabía que eran, hasta que no te acercabas lo suficiente.

Esa fue la razón que movió a Bruno aquella noche, a subir la pequeña colina hasta los árboles desnudos. Lentamente se acercó dando un rodeo no sea que le viera alguien, aunque a nadie se veía.

Cuando llegó sintió frio, básicamente un frio intenso, mientras de la tierra lo que parecía salir eran luces de colores.

Le dieron ganas de salir corriendo, pero ya que estaba allí se acercó aún más. Fue entonces cuando vio que las luces tenían forma de estrella y que, de vez en cuando, salían de la tierra y volaban hasta el cielo que se llenaba por un instante de colores rosas, verdes, azules y hasta amarillos…….. y fue entonces cuando vio a un pequeño personaje vestido con un mono entre verde y azul y unas zapatillas negras.

El personajillo se acercó tímidamente a Bruno quien le saludó confiado:

“¿Qué tal estás?” dijo Bruno y continuó, dado que el personaje no contestaba, “Esto es muy bonito ¿lo plantas tú?”

Y contestó al fin el personaje: “Sí, es que un día me di cuenta que se estaban acabando las estrellas y algo tenía que hacer”

“Pues lo has hecho muy bien, dijo Bruno, y te doy las gracias pues yo antes de dormir siempre miro a las estrellas, mientras rezo mis oraciones de dormir.

“¡Pues me alegro!”, dijo el personaje, “¿quieres una estrella para ti solo?. Toma esta de color verde será la tuya, cuando la veas en el cielo acuérdate de mí” y de pronto desapareció……

Bruno se fue a casa un poco triste pero fue entonces cuando comprendió que la ilusión es así... Y dio las gracias antes de dormir…


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