Lo
cierto es que en todas las casas hay muchas horas que son números: eso pensó
Bruno un día que estaba aburridísimo, ni deberes tenía…. bueno sueño sí que
tenía… así es que comenzó a dar vueltas y vueltas por la casa y empezó a ver
que había así como más de diez relojes con un buen montón de números.
Fue
entonces cuando se dio cuenta de la cantidad de números que había y comenzó a
contarlos, unos eran pequeñitos pegados en los relojes que se ponen en las
muñecas y otros así muy grandes en las esferas blancas que mamá mira tan a
menudo por la mañana mientras dice eso de “Venga chicos que se hace tarde”, y
bueno papá también lo dice, mientras se va hacia el coche………….
Pues
el caso es que se fijó en que los números se paraban en el doce
“Anda
pero si solo llegan al doce”
El
reloj de la cocina le miró y todos sus números revolucionados le empezaron a
gritar:
“Eh!
Bru! Que solo somos doce pero lo pasamos genial “
“Y
además damos dos vueltas de día y de noche y de madrugada y al anochecer, “
“Sí
es muy divertido” dijo el 3 que es muy trasto la verdad….
El
7 dijo que lo peor era tener que avisar al 6 para que le acompañara a
despertarlos a todos por la mañana, y los demás también se explicaban y
hablaban todos al mismo tiempo… qué lío!
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