sábado, 30 de enero de 2021

El pájaro carbonero que se fue a la luna y volvió enseguida

Aquel día el pequeño Parus, que así es como se llama el pájaro carbonero, tenía un hambre atroz. Resulta que con eso del virus la gente no salía a la calle y los niños no tiraban migas de sus bocadillos, pues con las mascarillas no podían comer y el Parus que normalmente se comía todas la migas que pillaba pues eso que ahora no había nada que comer…. bueno solo algunas plantas, así como muy pequeñitas.

Era ya de noche y fue cuando se encontró con su amigo el herrerillo común al que todos llamaban Pepe.

- “Eh Pepe has visto la luna qué grande es hoy?”

- “Sí”, dijo Pepe, “pero tengo tanta hambre que no tengo fuerzas ni para mirar al cielo, por eso me he subido a esta jardinera a ver si como algo”

- “Sabes qué? Que yo también tengo hambre, creo que me voy a subir a la Luna a ver si allí hay comida… ¿te vienes herrerillo?

El herrerillo se lo pensó un poco y la verdad es que le dio así como miedo de volar tan alto, y dijo “casi que no, yo te espero aquí abajo, ya me contarás…”

El carbonero movió sus alas amarillas y extendió su plumaje marrón caramelo y mirando despectivamente echó a volar derechito a la Luna.

Cuando llegó se encontró con un lugar súper aburrido, además no había hormigas, ni mosquitos, ni niños con bocadillos ni nada, así es que recogió sus alas amarillas y se bajó de nuevo a la tierra, a esperar que los niños de nuevo volvieran a los parques y comieran bocadillos mientras se columpiaban, y así él se podría comer las migas que caían… y ¿sabéis qué? que eso pasó enseguida.




No hay comentarios:

Publicar un comentario