Aquél
era el día de Navidad.
Antes
por la noche, la Nochebuena, Alejo se había acostado tarde, bueno tarde para él
que era el más pequeño de la familia, y es que habían ido después de cenar con
todos los primos, a la Misa del gallo.
Alejo
estuvo todo el tiempo buscando al “gallo”, pero nada no pudo encontrarlo, y
además se preocupó un poco pensando si alguien se habría comido al gallo en la
cena.... huy! no quería ni pensarlo. Pero el caso era que el gallo no estaba,
así es que al acabar y volviendo a casa Alejo preguntó a mamá:
-“Mamá
¿dónde estaba el gallo? –
Mamá
sonrió y le dijo:
-“Se
llama la Misa del gallo porque los primeros cristianos celebraban una misa
bastante más larga y que duraba hasta que amanecía y cantaba el gallo, bueno
los gallos que estaban cerca”-
Entonces
Alejo apretó la mano de mamá y se quedó tranquilo, o sea por el gallo
vamos........
Y
sucedió que al levantarse el día de Navidad y tras correr al salón para ver si
había regalos, encontró a los pies del Belén un gallo de colores que sonreía,
así es que Alejo sonrió también....
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