Pues
señor esto era una vez una niña a la que se le cayó un diente. Y ¡claro!, como
os podréis imaginar…. vino el Sr. Pérez… o sea el ratón ese que colecciona los
dientes que se les caen a los niños….
El
caso es que el ratón le dejó a la niña, que se llamaba por cierto Anita, una
cajita dorada…. dentro había una bola. Una bola más bien pequeñita y de
colores.
Anita
cogió muy contenta la bolita pero…. ¡se le cayó! Y se fue rodando por el suelo
hasta llegar a una habitación misteriosa. Y digo misteriosa porque nunca, nunca
había entrado allí Anita. No sé por qué pero nunca se lo habían permitido.
La
bolita entró y la niña…. también… y se encontró con un búho. Como todo el mundo
sabe, los búhos saben volar.
Así
que se subió a su lomo y comenzaron a volar…. pasaron sobre el río hasta que
llegaron a un bosque… el búho subió muy alto, más que nada para ver desde arriba
todo lo que había por allí y entonces fue cuando divisaron un castillo enorme que
había en una especie de hondonada, y ¡encima del castillo estaba la bola!... o
eso parecía…
El
búho bajó despacito hasta que se posó en el suelo y dijo a Anita que se bajara
que él le iría indicando por donde debía ir.
Anita
entró en el castillo… pero sucedió que dentro había un malo, malísimo y a la
niña le empezó a entrar miedo… menos mal que apareció un conejo blanco que le
dijo: “¡súbete a mi espalda que corriendo, corriendo te llevaré a donde está tu
bola!”
Cuando
casi, casi había encontrado la bola…. ¡¡uff!! apareció un gato que primero
parecía malo pero que luego no. ¡Que susto pasó Anita! El caso es que el gato
dijo que abriera una puerta que daba a un patio y mirara dentro…… ¡genial, allí
estaba su bola!.
Así
que, la niña cogió la bola y se la guardó en un bolsillo de su pantalón y
¿ahora como volveré? Se dijo para si…. El gato oyó lo que decía y se puso a reír…..
“No te preocupes Anita que yo te ayudaré”.
El
gato cogió de la mano a Anita y la llevó hasta una puerta que había de color
verde, abrió y dijo “ale…. ya estás en casita”….
En
casita…. qué bien, pensó la niña, y entonces fue cuando abrió los ojos y vio
que en su manita derecha tenía muy apretada la bola y que ¡todo había sido un
sueño…. ella estaba en su cama….!
“UFF,
menos mal” pensó y se echó a reír…….
Texto
y dibujo: Sofía
No hay comentarios:
Publicar un comentario