martes, 21 de noviembre de 2017

Érase una vez... una cajita mágica


Pues señor esto era una vez una niña a la que se le cayó un diente. Y ¡claro!, como os podréis imaginar…. vino el Sr. Pérez… o sea el ratón ese que colecciona los dientes que se les caen a los niños….

El caso es que el ratón le dejó a la niña, que se llamaba por cierto Anita, una cajita dorada…. dentro había una bola. Una bola más bien pequeñita y de colores.

Anita cogió muy contenta la bolita pero…. ¡se le cayó! Y se fue rodando por el suelo hasta llegar a una habitación misteriosa. Y digo misteriosa porque nunca, nunca había entrado allí Anita. No sé por qué pero nunca se lo habían permitido.

La bolita entró y la niña…. también… y se encontró con un búho. Como todo el mundo sabe, los búhos saben volar.

Así que se subió a su lomo y comenzaron a volar…. pasaron sobre el río hasta que llegaron a un bosque… el búho subió muy alto, más que nada para ver desde arriba todo lo que había por allí y entonces fue cuando divisaron un castillo enorme que había en una especie de hondonada, y ¡encima del castillo estaba la bola!... o eso parecía…

El búho bajó despacito hasta que se posó en el suelo y dijo a Anita que se bajara que él le iría indicando por donde debía ir.

Anita entró en el castillo… pero sucedió que dentro había un malo, malísimo y a la niña le empezó a entrar miedo… menos mal que apareció un conejo blanco que le dijo: “¡súbete a mi espalda que corriendo, corriendo te llevaré a donde está tu bola!”

Cuando casi, casi había encontrado la bola…. ¡¡uff!! apareció un gato que primero parecía malo pero que luego no. ¡Que susto pasó Anita! El caso es que el gato dijo que abriera una puerta que daba a un patio y mirara dentro…… ¡genial, allí estaba su bola!.

Así que, la niña cogió la bola y se la guardó en un bolsillo de su pantalón y ¿ahora como volveré? Se dijo para si…. El gato oyó lo que decía y se puso a reír….. “No te preocupes Anita que yo te ayudaré”.

El gato cogió de la mano a Anita y la llevó hasta una puerta que había de color verde, abrió y dijo “ale…. ya estás en casita”….

En casita…. qué bien, pensó la niña, y entonces fue cuando abrió los ojos y vio que en su manita derecha tenía muy apretada la bola y que ¡todo había sido un sueño…. ella estaba en su cama….!

“UFF, menos mal” pensó y se echó a reír…….

Texto y dibujo: Sofía


 

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