Pues
señor esto era una vez una niña que cada día pensaba en ser bajita, porque
quería menguar… y ¿para que valdría ser bajita? pues para poder entrar por
todas partes…. o para ¡no sé! ¿cotillear y ver qué hacen los otros sin que te
vean?...
El
caso es que un duende amigo le dijo que vale, que podrían probar un poquito a
ver que tal le iba.
Y
así pasó, que Paty (que así se llamaba la niña) se tomó la pócima que le dio el
duende. Y, entonces, poquito a poquito fue haciéndose más pequeñita y ¡claro!
los zapatos eran enormes, la falda se le caía y la blusa era como ¡un camisón!
de grande que era. Así que se fue corriendo a buscar la ropa de una muñeca
pequeñita que tenía en su habitación.
La
verdad es que la ropita de esa muñeca era un poco…. ¡poco no, bastante rara!.
Era un traje de flor. Sí, sí de flor de color rosa…. Bueno pues el caso es que
así vestida se fue con el sr. duende quien, por cierto, iba “muerto” de la risa
que le dio al verla.
Al
principio Paty se enfadó con el duende (que se llamaba Mateo) porque le parecía
mal que se riera de ella… pero cuando se vio en un espejo… le entró una risa… que
no se podía parar. “Menos mal -pensó- que nadie me ve con esta pinta, con lo
pequeñita que me he vuelto…. que si no….”
“Bueno,
dijo Mateo, y ahora ¿dónde quieres ir?”… “No sé, dijo Paty, como es la hora de
la comida… ¿al cole a ver que hacen mis compis en el comedor?”. “Venga te
acompaño”, dijo Mateo”.
Era
difícil abrir la puerta siendo tan pequeñita. Así que esperaron a que entrara
alguien. Por fin entró Matilde, una niña de la clase de Paty que siempre andaba
metiéndose con ella….. que si que mal coges el boli…. que si que mochila tan
fea tienes…. que si no te sabes peinar….. ¡vamos que a Paty esa niña le caía
fatal… siempre diciéndole cosas desagradables, la verdad!. Bueno, pues el caso
es que, aprovechando que entraba… Mateo y Paty entraron.
Y
¡claro! se colocaron al lado de Matilde. Aquel día para comer había macarrones
con tomate… “¡UY que rico!”, pensó Paty… y, ni corta ni perezosa, se metió en
el plato de Matilde y empezó a comerse los macarrones de un lado…. y Mateo hizo
lo mismo por el otro lado…. total que cuando Matilde metió su cuchara en el
plato….. ¡ya no quedaba ni un solo macarrón!. ¡Ja, ja ja! Soltaron al unísono
Mateo y Paty…
Matilde
no entendía nada….. ella no había probado ni un poquito de su plato y ¡ya
estaba vacío!.... y se puso a llorar…. al tiempo que pegaba un manotazo a una
especie de flor que estaba en el plato……
“Vamos
deprisa”, dijo Mateo a Paty, “que se va a dar cuenta que hemos sido nosotros”…..
y se fueron corriendo. A Paty le dio un poco de pena y le dijo a Mateo que no
había estado bien lo que había hecho, que aunque Matilde siempre fuera un
poquito antipática… no iba a tener nada para comer… (y soltó una carcajada….. pensando
en la cara que había puesto la pobre Matilde…).
“Anda
corre Paty”, dijo Mateo, “que nos van a descubrir vámonos a casa”. Ya fuera del
cole Paty le dijo a su amigo el duende que hiciera el favor de volverla a su
tamaño…. Pero ocurrió que Mateo no podía…. Lo intentaba, lo intentaba, pero era
¡imposible!.
Paty
se puso a llorar…. Y entonces apareció en su habitación su mamá asustada de los
gritos que daba…. “¿qué te pasa Paty?”..... “nada mamá -dijo secándose las lágrimas-
que estaba soñando”…. y soltó una risa enorme y pensó ¡uff menos mal que
existen los sueños!, ¡Y qué divertidos son!......
¿Sabes
una cosa?.... pues que al día siguiente todo el mundo hablaba en el cole de lo
que le había pasado a Matilde….¡¡¡estaba empeñada en que una flor se había
comido sus macarrones!!!! Ja…ja…ja
PATY
Y MATEO
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