martes, 10 de abril de 2018

La playa loca


Autora: Sofía

Érase una vez una niña llamada Elena. Un día, que Elena fue a la playa con sus padres, se encontró con un pez muy bonito, tan bonito que todo el mundo le miraba.

Elena preguntó “¿puedo bañarme, papá?”, y sus padres contestaron: “¡sí, claro!”, entonces fue corriendo y ¡zas! se metió de golpe en el agua y siguió al pez.

Luego se dio cuenta de que se acercaba a una especie de castillo. ¡Efectivamente era un precioso castillo de sirenas!. Elena entró y ¿sabéis que vio?... pues ¡claro! muchísimas sirenas.

Entonces siguió nadando despacito para no asustarlas… pero una de ellas la vio y gritó y gritó: “¡una humana, una humana!” Y todas las sirenas salieron como de estampida.

Pero la niña siguió a las sirenas hasta un barco hundido y medio roto y oxidado. Y pasó que no podía seguir respirando… pues llevaba ya un buen rato aguantando la respiración. Entonces sucedió algo extraordinario: la sirena fue corriendo y le lanzó una especie de polvos mágicos y con ellos pudo volver a respirar… y no sólo eso ¡es que Elena se convirtió en una sirena!

Así que ¡se hicieron amigas! Y se contaron cosas de su vida…. Cómo se llamaban (por cierto que la sirena se llamaba Ana y tenía 8 años) y cosas así.

De pronto Elena oyó unos gritos medio desesperados…. ¡era su padre que la llamaba porque hacía una hora que se había ido!....

Así que Ana volvió a echarle los famosos polvos por encima y así Elena se volvió a convertir en humana.

Y colorín colorado el cuento se ha acabado…. aunque el padre de Elena la echó una enorme regañina por irse tanto tiempo por ahí….


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