lunes, 26 de febrero de 2018

Marina, un pajarito, los globos y las nubes


(Autora Sofía, 7 años)

Pues señor esto era una niña que se llamaba Marina.

A Marina le gustaban mucho los globos porque sí, porque eran muy divertidos con tantos colores y llenos de aire ¡no pesaban nada!

Un día Marina se compró tantos, tantos globos que vino una ráfaga de aire y ¡salió volando!

Menos mal que por allí pasó una nube y Marina se lanzó a ella. Estaba blandita y podía hundirse como si fuera un colchón de espuma.

Allí al fondo se encontró un pajarito. Yo creo que era una golondrina, aunque cantaba mucho…. como si fuera un jilguero… a lo mejor lo era.

Pero el caso es que el pajarito estaba ahí porque se había roto un trocito de ala y no cantaba…. lloraba.

A Marina le dio pena y le cogió entre sus manos y le dijo: “no llores…. seguro que se puede arreglar”.

Luego se acordó que en su bolsillo había metido un esparadrapo y con ello le pegó los trocitos de ala que tenía rotos.

El pajarito salió volando…. se supone que contento pero no dijo nada.

A Marina no le importó porque vio que el pajarito volaba y volaba alto, alto. Entonces la nube le dijo que tenía que bajar porque iba a llover y Marina le contestó: “baja nube por favor que así podré saltar”.

Y la nube bajó y Marina….. ¡saltó! y fue a parar en medio del parque de enfrente de su casa.

Marina se dio cuenta que ya era muy de noche y corriendo, corriendo se fue a su casa….. pero empezó a llover. Menos mal que su casa estaba cerca.

Al día siguiente vio a un pajarito que se acercó a ella y le dijo cantando: gracias, gracias y adiós. ¡Era el mismo pajarito de la nube!

Todos los días el pajarito, jilguero o golondrina, se daba un paseo por el balcón de la casa de Marina.

Y todavía sigue pasando por allí.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.


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