El
mayor se llamaba Enrique, aunque todos le llamaban Enriquito, el mediano
Federico y le llamaban Federiquito y el menor Ricardo y claro como os podéis
imaginar le llamaban Ricardito…..
Bueno
pues el caso es que un día su mamá les dijo:
-
“Hijos míos como hoy vendrá la abuelita a comer tenemos que adornar la casa con
flores, y además le haremos una comida
súper- especial: sopa de setas y tarta de moras de postre”-
-“Biennnn”
aplaudieron los niños………… y aplaudían no solo por la visita de su abuelita sino
también porque las moras les encantaban la verdad……………
Entonces
fue cuando mamá les dijo:
-“Chicos
aquí tenéis tres cestitos: uno grande, uno mediano y otro pequeñito”-
-“¿Para
qué mami?”- preguntaron los tres a coro.
-“
Veréis hijos míos: el cestito grande es para llenarlo de flores, el cestito
mediano para llenarlo de setas y el cestito pequeño para llenarlo de moras”-
-“Ahhh!
y? “– de nuevo preguntaron los tres al mismo tiempo, un poco inquietos pues es
que se temían lo peor…………
-“A
ver chicos: cada uno de vosotros tendrá que coger el cestito que le corresponde
por tamaño y encargarse de llenarlo con lo que os acabo de decir…… ah y mucho
cuidado con las moras Ricardito! que ya sabes que las moras como están en las
zarzas pueden pincharte y hacerte daño, así es que lo debes hacer despacito y
con atención”-
Efectivamente,
los tres se miraron entre sí y así levantando los hombros en un movimiento
rápido se lanzaron al bosque tras ponerse las bufandas y chaquetas……
El
cesto grande enseguida se colmó de flores… eran de preciosos colores: rojas,
blancas, azules………… Enrique estaba encantado, su trabajo había resultado
facilísimo! Qué suerte, pensó…..
El
cesto mediano resultó más problemático, pero al cabo de un rato y pese a que
las manos de Federico estaban sucísimas y llenas de tierra por culpa de
arrancar las setas así con mucho cuidadito con el fin de que no se rompieran y
para dejar esa parte de la seta que si no se deja ya no vuelve a salir otra…. (eso
se lo había dicho papá que de esto sabe mucho… bueno y de muchas cosas que es
muy listo…) pues eso que como os cuento el cesto mediano también se llenó……
El
problema era el cesto pequeño, el cesto de Ricardo, él pensó que le resultaría
más fácil llenar un cesto pequeñito……… pues resultó que no.
Los
tres hermanos miraban con gran atención en derredor y nada no veían las moras,
tardaron por lo menos una hora hasta que…………
Las
zarzas de las moras estaban allá a lo lejos y Ricardito, un poco molesto porque
sus hermanos ya tenían los cestos llenos, salió corriendo corriendo hacia las
zarzas y abalanzándose sobre ellas estiró sus pequeños dedos hacia una mora
morada y brillante y sin percatarse de las púas que la rodeaban cogió la
preciada fruta y zas! una púa verde y larga se clavó en su pequeño dedo
pulgar!!!!!!!! ¡Como lloraba!!!! Sus hermanos salieron corriendo a ayudarle, le
consolaron y secaron sus lágrimas y además Enrique sacó del bolsillo de su
pantalón una caja de tiritas y tras lavar el dedo en el riachuelo que corría
junto a la vereda, puso en el dedo de su hermano una tirita con los superhéroes
como a Ricardito le gustaba, y además le dijo que hay que ser obedientes y
hacer caso a mami cuando nos dice algo
–“¿Vale
Ricardito?”-
-
“Vale “-contestó el peque.
Federiquito
mientras había llenado el cestito de moras y así los tres volvieron a casa
cantando y felices……… ah! y siempre siempre obedecieron a mamá!!!!!
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