lunes, 2 de febrero de 2015

Los hombres de oro

Autora: Regina, 8 años

Había una vez un hombre que paseaba por la calle de un pueblo muy, muy lejano. De pronto empezó a llover pero no de una forma normal ¡caían gotas de oro!. 

Como nadie sabía que podía pasar todos se fueron a sus casas.

Todos menos un señor humilde que vivía a varios kilómetros de allí.

Y ocurrió algo sorprendente: cada gota que le caía en el cuerpo se convertía en oro.

Poco a poco aquel hombre se fue volviendo estatua de oro.

Pasaron los años y la estatua empezó a romperse. Trocitos de oro se iban desprendiendo poquito a poquito.

Durante todos esos años la estatua había contemplado a multitud de personas, que pasaron por su lado, muchas  necesitadas de dinero y otras necesitadas de dar y recibir cariño.

Así que, cada vez que pasaba una persona que necesitaba ayuda, la estatua se agitaba y soltaba unas briznas de oro que caían sobre sus bolsillos o sobre sus corazones. De manera que todos ayudaban a todos.

El que me lo contó dijo que aquel lugar era conocido como el más rico en generosidad que se pueda uno imaginar. Un lugar donde sus habitantes son conocidos como “los hombres del corazón de oro”

FIN

 

1 comentario:

  1. ¡que bonito cuento!...a veces he pensado si acaso se enterarán las estatuas de todo lo que pasa a su alrededor....Y, este cuento, sí no sólo es bonito. .¡es emocionante! ¡felicidades Regina!. Un abrazote.

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