lunes, 25 de marzo de 2019

Un espejo mágico


Sofía siempre había visto en casa de su bisabuela aquel espejo que era como de oro. Bueno dorado por lo menos. Grande, muy grande. Mamá siempre le decía que tuviera cuidado no fuera a ser que lo rompiera. Así que ella nunca lo tocaba y pasaba siempre a un metro de distancia de donde estaba. En el fondo le daba un poco de “miedito”.

Pero aquel día toda la familia iba a ir a “recoger la casa”. Sofía iba contenta, no sabía muy bien por qué pero era como si fuera a pasar algo. Y se lo dijo a mamá. Mamá le contestó que “¡claro! iba a pasar que recogerían todos los trastos y los llevarían al trastero…. que allí no hacían nada”.

Cuando llegaron a la casa, a todos los niños, les dejaron ir corriendo de habitación en habitación y coger lo que quisieran…. pues allí ya no iba a vivir “nadie”… o sea de la familia, pues la casa se había vendido… dijo mamá. Fue un día muy divertido… Paloma y Regina encontraron unos llaveros, Pastora y Blanca unas fotos muy antiguas, Manuel y Pedro unos sombreros de mejicanos, Rocío y Sofía unos cuentos antiguos con unos dibujos ¡preciosos!... Camino, como era muy chiquitita, se encargaron Rocío y Sofía de “encontrarla” algo y así fue, allí había un gatito de peluche de color rosita que le gustó muchísimo.

Cuando ya se iban todos con sus “tesoros”… Sofía se quedó parada delante del espejo del pasillo… “mamá, ¿no te parece que está triste?”, “¿Quién?” dijo mamá…. “pues el espejo dorado… ¿no lo ves?”. “Y ¿qué te parece que podemos hacer?”, le preguntó mamá… “¡Pues llevárnoslo a casa mamá!”, dijo Sofi casi gritando.

Como ya os imaginareis se llevaron el espejo a casa…. mamá y papá decidieron ponerlo al final del pasillo, después de pintarlo de blanco pues estaba un poco descolorido…

Sofi estaba contenta…. según decía, el espejo ya no daba miedo y, además, cada vez que la “veía” sonreía y era como si le guiñara un ojo uno de los adornos que tenía por arriba…..

Un día pasó que el espejo habló…. ¡como os lo digo!. Ocurrió que aquel día andaba Sofía un poco aburrida…. Ya había terminado de hacer todos sus deberes y sus hermanas no le hacían caso…. Así que se fue al pasillo y se sentó delante del espejo a hacer gestos y guiños delante de él.

Pero ocurrió que, de pronto, el espejo no hacía lo que ella estaba haciendo…. ¡hacía otros gestos como contestándola!...... pero la niña del espejo ¡era ella!... sin embargo, mientras que ella sacaba la lengua, la del espejo le hacía burla con la mano puesta en la nariz… Y cuando Sofía le decía “¿qué tal estás?”… la del espejo le decía “pues muy bien…. ¿acaso no me ves?”.

Al final del pasillo apareció mamá un poco extrañada de las voces que oía… “¿te ocurre algo, Sofi?”…. “no mamá, no me ocurre nada… solo que estaba aquí hablando con el espejo…” “Ah, vale”, dijo mamá…..

“O sea”, pensó Sofi, “que a mamá le parece normal esto de hablar con el espejo… tendré que preguntárselo…” Y eso hizo y, cuando lo hizo, mamá le dijo que ella, cuando tenía su misma edad, siempre había hablado con ese espejo… sobre todo cuando no sabía qué hacer….

“¿Sabes qué pasa Sofi?, que cuando estás aburrida pues al final ¡hasta eres capaz de hablar con un espejo!. Si te das cuenta eres tú misma la que te contestas. A mí siempre me pareció muy divertido”.

Sofía se fue corriendo hacia el espejo y le sacó la lengua……. “¡anda que no me das ningún miedo!”... le dijo.


  Dibujo: Sofía





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