miércoles, 24 de febrero de 2016

La golondrina herida


Aquél día los dos primos paseaban juntos por el campo; hablaban de sus “cosas”, es decir de esas que les pasan en el cole de vez en cuando, y de cómo se sienten a veces con esas ganas de decir: ¿para qué habré hablado?.

Al tiempo oyeron así como un aleteo lejano y fue entonces cuando descubrieron en un recoveco pegadito a un árbol a algo que parecía, y era, un pajarito de color negro y largas alas que intentaba (sin duda) elevar el vuelo, pero nada… que no podía…………..……

Bosco y Ángel, los dos primos, apenas se miraron, no hacía falta, rápido se acercaron al pajarito aquél y mientras uno lo cogía entre sus manos, el otro comenzó a revisar sus alas y sus dos patitas… por algo ambos habían decidido ser médicos de mayores……………

Así fue como se dieron cuenta de que una de sus alas había perdido casi la mitad de sus plumas. Se miraron entre ellos y decidieron que debían intervenir a la pequeña golondrina, y así es que entre ambos metieron a la golondrina en una cajita, cajita que llevaban por si encontraban algo interesante y tener donde guardarlo.

Al llegar a casa ya sabían qué hacer.

Colocaron a la pequeña golondrina sobre la mesa y estudiaron como sustituir las plumas perdidas, mientras la golondrina miraba a los dos un poco asustada, la verdad……………….

Y así fue, pintaron en un papel de seda, plumas de color verde, amarillo, rojo, blanco y ¡hasta negras plumas pintaron!, “queda genial!” se dijeron, y una vez unidas entre sí las pegaron al ala rota de la golondrina, que seguía asustada mirando a los dos primos.

Al cabo de un ratito, una vez que pensaron que ya estaba pegada bien y que no se caería, se subieron al árbol del fondo, y soltaron con un movimiento hacia arriba, a la golondrina…………….…. Y voló!!!!!!!