La
casa estaba en la playa, cerca de la orilla. Los niños intentaban no pasar muy
cerca. El cartel decía: “Cuidado con el perro”… y los ladridos, si se acercaban
por allí, eran atronadores…. como si llorara.
Por
eso les daba miedo. Pero un día decidieron pasar por delante a ver qué
ocurría….Primero fueron corriendo y casi sin mirar.
Mica
dijo que de verdad que le había visto moverse!... ¡¿a quién?, dijeron todos… ¡
pues al perro del cartel!, dijo chillando y casi enfadada….
Ja,
ja, ja… se rieron todos. Bueno, todos no… casi todos. Porque Chufa dijo que
ella también lo había visto… o al menos le había parecido.
Se
miraron todos y decidieron hacerlo… o sea, ir otra vez por delante y mirar el
cartel al mismo tiempo… A lo mejor era verdad lo que decían las pequeñas.
Nadie
quería ser el primero y hacían como que se despistaban… todo para retrasarse.
Por
fin, Tolita y Kiki decidieron que sería su obligación encabezar la visita, ya
que eran las mayores y detrás Paty, Curra, Chufa y Mica y los chicos, Lito y
Drolas.
Primero
hicieron una pasada rápida, sin casi mirar…. lo que les tranquilizó mucho
porque casi no se enteraron de nada… Después decidieron ir despacito, ya más
tranquilos.
Y,
entonces, ¡sucedió!.
El
perro del cartel volvió su cara y les gritó a los niños… ¡sacadme de aquí!
¡sacadme de aquí!
Los
niños se quedaron patidifusos. Paty y Curra se adelantaron y se acercaron más
al cartel y le dijeron: ¿quién eres? ¿cómo podemos sacarte de ahí? ¿quién te
metió?...
Casi
llorando el dibujo del cartel dijo: No soy un perro, en realidad soy un niño.
Hace mucho, muchísimo tiempo la bruja Tundurata me convirtió en un perro…. pero
un perro dibujado en este cartel. Solo podré salir de aquí si un niño o una
niña se apiada de mí y decide sacarme.
¡Nosotros
lo haremos –dijeron todos al unísono- dinos cómo!
Y
el perro-niño les dijo: Tendréis que entrar en la casa y buscar una pintura
roja. Luego deberéis borrar con ella el cartel. Si así lo hacéis volveré a ser
yo mismo. Mi nombre es (o era) Ricardito San Bernardo y francamente a mi los
perros no me han gustado nunca….
Pero,
¿por qué te hechizó la bruja?, preguntó Kiki.
Porque
yo trabajaba con mi padre y mis hermanos en una Feria y la bruja Tundurata
estaba metida dentro de una máquina de esas que adivinan el porvenir….. yo abrí
un día aquella máquina y la bruja se enfadó y me hechizó… Esto ocurrió hace
mucho, mucho tiempo…
Luego
entraron en la casa todos los niños en tropel y se pusieron a buscar la
pintura.
Por
fin Paty y Curra encontraron la pintura debajo de un almohadón….. buscaron allí
porque en sitios como ese solían ellas esconder el mando de la tele…
Salieron
y tacharon el cartel… y ¡de repente! apareció un niño y todos dijeron a una
¡Ricardito!.…
Pero
Ricardito venía de hace un siglo…. llevaba un traje muy raro… Mica pensó que
sería imposible que encontrara a su mamá o a su papá… y todos se pusieron
tristes…
Pero
Ricardito les dijo que no se preocuparan que le llevaran a donde tenía un
castillo su familia, al final de la cuesta.
No
tardaron mucho en llegar… pero el castillo estaba en ruinas. Todos volvieron a
entristecerse…
Por
allí apareció paseando un señor que parecía muy muy mayor y, al verles llorar,
les preguntó que por qué estaban tan tristes.
Lito
y Drolas le dijeron a dúo que buscaban a la familia del castillo y no sabían
cómo… el hombre se sorprendió… y les dijo: pues… el caso es que yo soy
descendiente de los señores del castillo…. resulta que hace mucho, mucho tiempo
un niño de la casa, mi hermano mayor, desapareció y la tristeza cubrió a
todos…. tanto que terminaron por irse de aquí pues no podían resistir la pena
que tenían.
Yo
me quedé, pues siempre he pensado que algún día habría de aparecer mi hermano
mayor… pero…. ya tengo 101 años y no creo que ya lo consiga…. dijo el anciano,
casi llorando.
Ricardito
se tiró a sus brazos riendo y le dijo ¡hermano yo soy, yo soy Ricardito San
Bernardo!…
El
anciano al verle se secó las lágrimas y comprobó que era igual que la foto que
guardaba en su corazón ¡era su hermano, al que nunca conoció!
Todos
aplaudieron y lloraron de alegría.
Después
cada uno se marchó hacía su casa…. y entonces pasó algo extraordinario:
mientras caminaba Ricardito con su hermano de 101 años de la mano…. de pronto
los dos se convirtieron en niños pequeños y una nube bajó del cielo y los
recogió y se los llevó… probablemente camino del siglo pasado.
Y
colorín colorado, este cuento se ha acabado.